Un juego que me gusta jugar cuando transito por lugares archiconocidos -el andén de la estación Haedo, alguna calle de Merlo-es imaginar que soy una turista en una ciudad desconocida , donde todo me llama para ser descubierto .
El acto de mirar con ojos nuevos me permite contemplar aspectos ignorados de la realidad .Esta mirada de niña tiene un efecto maravilloso en el alma y el cuerpo .Se aquieta la respiración y la dicha me invade .Así , al iluminarse la realidad , se ilumina también mi vida .